La Meningitis

Especialistas de la Americas Health Foundation precisaron que la meningitis viral es habitualmente reversible y no suele dejar secuelas ni poner en riesgo la vida, mientras que la bacteriana es más severa y riesgosa.

Los principales síntomas son dolor de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos, dolor de garganta o rinitis, intolerancia anormal a la luz, dolor de cuello y rigidez de nuca y, en casos más graves, convulsiones, confusión o delirio e inconciencia.
Otros síntomas frecuentes en lactantes y bebés de hasta un año son las manos y pies fríos, la falta de apetito, dificultad para comer y dolor en las piernas, llanto inusual con quejidos y rechazo a ser alzados en brazos.

Un indicador de la gravedad del cuadro es la llamada "prueba del vaso" en los casos en que aparecen manchas rojas o "petequias", que consiste en presionar un vaso transparente sobre las manchas: si no desaparecen frente a la presión, la búsqueda de ayuda médica debe ser inmediata.

La meningitis por meningococo se transmite de persona a persona a través de "gotitas respiratorias". Los modos más comunes de contagio son los besos, estornudos, la tos o el convivir con mucha gente en lugares pequeños.

La OMS estima que anualmente se producen 500.000 casos en el mundo y al menos 50.000 son fatales, aunque la mortalidad puede alcanzar el 50% en casos de meningococemia y causar daños cerebrales a quienes sobreviven.

Cuando se diagnostica tempranamente y recibe tratamiento adecuado hasta el 10% de los pacientes muere, generalmente después de las primeras 24 a 48 horas de la aparición de los síntomas. 

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