Henritta Mann ha investigado desde hace cuatro años las bacterias que roen el casco hundido dek lujoso transatlántico que naufragó en 1912.
Examinó las muestras con un microscopio electrónico. Así descubrió que detrás de esas particulares formaciones de aguas profundas no había un proceso químico, sino bacterias.
La investigadora canadiense identificó decenas de bacterias, entre ellas una nunca vista antes que denominó Halomonas Titanicae, que había estado "comiéndose" el casco de acero.
Ocupada en transformarlo, átomo por átomo, en "carámbanos de óxido", conocidos como "rusticles", algunas tan altas como los hombres.
La científica Mann informó que el Titanic está compuesto por unas 50 mil toneladas de acero, por lo tanto hay un montón de comidas para las bacterias, sólo el bronce permanece intacto.
En menos de 30 años puede no quedar nada del "Titanic", excepto un montón carámbanos de óxido", advirtió la científica .
Una expedición científica que llegó en 1991 hasta los restos del naufragio que se desintegran a unos 3 mil 800 metros en el fondo del Atlántico Norte.
Esta investigación reveló formaciones de óxido de apariencia similar a carámbanos o estalagmitas colgando de la enorme nave.
Esto suele ocurrir cuando el hierro forjado se oxida bajo el agua.
Mann, bióloga y geóloga de la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá, obtuvo muestras del Instituto Bedford de Oceanografía y las examinó. Así descubrió que detrás de esas particulares formaciones de aguas profundas no había un proceso químico, sino bacterias.
Invisibles para el ojo humano, de tan sólo 1.6 micrómetros de longitud, estas bacterias se han multiplicado por miles de millones en los últimos años.
Para la científica, la desintegración del "Titanic" significaría una enorme pérdida de patrimonio.
Pero al mismo tiempo su hallazgo es esperanzador: "Todos los barcos, las plataformas petroleras y los cargueros que naufragan no se acumularán como basura; eventualmente las bacterias se harán cargo de ellos", comentó.
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