La repugnancia es una repuesta natural a las vistas desagradables, como la comida podrida, bichos raros y desechos corporales. Esta acción ha ido evolucionando para ayudarnos a sobrevir, alertándonos de cosas malignas para nosotros. Pero para algunas personas el disgusto puede volverse una enfermedad, afectando a su calidad de vida y salud mental.
La domperidona es un medicamento para evitar las naúseas que actúa estabilizando las señales eléctricas de los músculos del estómago; normalmente estas señales ayudan al estómago a contraerse y expandirse ayudando a mover los alimentos a través del tubo digestivo. Estos ritmos se vuelven anormales cuando tenemos naúseas o cuando tenemos hambre o bien cuando estamos llenos. Esa es la razón por la cual cuando vemos algo que nos da una repulsión muy fuerte llegamos a vomitar.
Un estudio con personas de 18 a 35 años que dividieron en dos grupos, dieron al primer grupo domperina y al segundo placebo. A los voluntarios se les mostró imágenes desagradables e imágenes neutrales como una bufanda.Treinta minutos después le enseñaron otra vez las imágenes pero esta vez con incentivos (dinero por tiempo de visionado de las imágenes) y repitieron este proceso por última vez pero sin incentivo. Tambien se les pidió a los voluntarios que dijeran lo desagradables que le parecieron la primera vez las imágenes y al final. Al final la ingesta de domperina no suposo un cambio drástico con los que recibieron el placebo pero sí que aumentaron los tiempos cuando estaba el incentivo. Eso sí, las imagénes les seguían pareciendo desagradables.
Fuente:Infosalus
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