La paciente llegó al hospital en 2020 con el síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito que afecta a una de cada 5.000 mujeres, provocando que nazcan sin útero ni trompas de Falopio y, por tanto, sin poder concebir. “Desde pequeña siempre quise ser madre”, comentó la paciente. Dos meses después del trasplante, tuvo su primera regla y ocho meses después, los médicos comenzaron a trasplantar los embriones previamente recolectados.
El primer intento no tuvo éxito, por lo que la paciente tuvo que someterse a otra inseminación para poder quedar embarazada. Debido a complicaciones y parto pretérmino, este embarazo fue monitoreado por un equipo multidisciplinario de ginecología y medicina materno-fetal. La paciente tenía disfunción endotelial que provocó preeclampsia, una afección que impide el crecimiento fetal normal y provoca presión arterial alta. Por tanto, las cesáreas tradicionales están previstas en la semana 30 de embarazo.
La cesárea se realizó sin complicaciones y el bebé nació con un peso de 1125 gramos con la maduración pulmonar necesaria y neuroprótesis. El bebé ingresó en la unidad de cuidados intensivos (UCI) neonatal y evolucionó de manera constante.
Francisco Carmona, jefe de los servicios de ginecología de la clínica, explicó que Gotemburgo, Suecia, cuenta con un registro internacional de trasplantes de útero, el primero de su tipo.
Hasta la fecha se han realizado más de 100 trasplantes y las mujeres trasplantadas de útero han dado a luz a más de 50 bebés, los primeros de este tipo en España.
La cesárea se realizó sin complicaciones y el bebé nació con un peso de 1125 gramos con la maduración pulmonar necesaria y neuroprótesis. El bebé ingresó en la unidad de cuidados intensivos (UCI) neonatal y evolucionó de manera constante.
Hasta la fecha se han realizado más de 100 trasplantes y las mujeres trasplantadas de útero han dado a luz a más de 50 bebés, los primeros de este tipo en España.
Fuente: Heraldo
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