Para
poder identificar con precisión que un cráneo es de un hombre o de
una mujer, los antropólogos forenses necesitan tener un buen
conocimiento sobre cómo difieren las características de los cráneos
de hombres y mujeres entre las diferentes poblaciones, a fin de
evitar identificaciones erróneas.
Un nuevo estudio muestra que estas diferencias pueden ser notables, incluso entre poblaciones que son geográficamente cercanas entre sí. En concreto, las autoras de este estudio han hallado diferencias significativas en la forma del cráneo entre mujeres portuguesas de comunidades separadas por menos de 200 kilómetros de distancia.
Un nuevo estudio muestra que estas diferencias pueden ser notables, incluso entre poblaciones que son geográficamente cercanas entre sí. En concreto, las autoras de este estudio han hallado diferencias significativas en la forma del cráneo entre mujeres portuguesas de comunidades separadas por menos de 200 kilómetros de distancia.
Las
antropólogas Ann Ross, de la Universidad Estatal de Carolina del
Norte en Estados Unidos, que es una reputada experta en antropología
ósea, y Ashley Humphries de la Universidad del Sur de Florida,
analizaron los cráneos de 27 mujeres y 28 hombres que murieron en
Lisboa, Portugal, entre 1880 y 1975. Las investigadoras también
evaluaron los cráneos de 40 mujeres y 39 hombres que murieron entre
1895 y 1903 en la zona rural de Coímbra, a menos de 200 kilómetros
al norte de Lisboa.
Ross y Humphries encontraron una variación significativa entre los cráneos de las mujeres de Lisboa y los de las mujeres de Coímbra. Las diferencias correspondían a la forma del cráneo y no a su tamaño. Esto indica que la variación se debe a diferencias genéticas, y no a diferencias en la dieta o la nutrición. Las antropólogas encontraron pocas diferencias entre los cráneos de los hombres.
Ross y Humphries encontraron una variación significativa entre los cráneos de las mujeres de Lisboa y los de las mujeres de Coímbra. Las diferencias correspondían a la forma del cráneo y no a su tamaño. Esto indica que la variación se debe a diferencias genéticas, y no a diferencias en la dieta o la nutrición. Las antropólogas encontraron pocas diferencias entre los cráneos de los hombres.
Específicamente, las investigadoras encontraron que los cráneos de las mujeres de Lisboa presentaban una mayor distancia intraorbital que los cráneos de las mujeres de Coímbra. En otras palabras, las mujeres de Lisboa tenían narices más anchas y ojos que estaban más separados.
Encontrar este grado de diferencia morfológica craneal entre grupos de tanta cercanía geográfica resalta la importancia de examinar la variación humana para conocerla debidamente y evitar caer en conclusiones equivocadas al examinar los restos óseos de una persona desconocida a la que se pretende identificar o catalogar, ya sea en un estudio arqueológico o forense policial.
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