¡Ojo con las gambas demasiado rojas!
Según
la creencia general, la
gamba,
cuanto más roja, mejor.
Pero no
siempre es así,
advierte un estudio realizado por el Museo Nacional de Ciencias
Naturales, de Madrid, y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Normalmente,
estos
crustáceos adquieren la tonalidad rojiza al absorber astaxanthina,
un carotenoide (pigmentos orgánicos de origen natural) con un gran
poder
antioxidante
que, como la mayoría de los animales,
obtienen a través de su dieta. Por lo tanto, un alto nivel de
carotenoides implica una buena alimentación y, consecuentemente, una
buena
salud.
Sin
embargo, la
apetitosa rojez de las gambas también es potenciada por metales
pesados como el
cobre.
Además, los científicos comprobaron cómo se arrebataba el color de esta especie de crustáceo,
cuando la exponían a agua
con una pequeña cantidad (1 mg/L) de cobre.
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