Un equipo de investigadores coordinado por el geólogo y experto en
ciencias anatómicas Andrew Farke, del Museo de Paleontología Raymond M.
Alf, en California, ha identificado la primera especie de dinosaurio cornudo norteamericano, del Cretácico inferior.
Según recogen estos científicos en un estudio publicado en la revista PLOS ONE, vivió hace entre 109 y 104 millones de años y se trataba de un animal relativamente pequeño: su cráneo, hallado en Montana, medía 84,2 milímetros de largo y su tamaño era similar al de un cuervo.
Los autores del ensayo han denominado a este neoceratopsiano, el primero totalmente definido del que se tiene noticia en esta zona del mundo, Aquilops americanus. Además, señalan que presenta ciertas características anatómicas semejantes a las de otras especies parecidas descubiertas en Asia, como una estructura ósea en su morro similar a un pico, y cavidades elongadas en las mejillas.
Hasta ahora, el escaso registro fósil de los neocerotopsianos americanos no había permitido reconstruir adecuadamente su evolución y biogeografía, esto es, los procesos que explican su distribución. Los hallazgos de Farke y sus colabores apuntan que hace entre 113 y 105 millones de años debió darse un proceso migratorio entre Asia y Norteamérica.
“Los Aquilops existieron casi 20 millones de años antes que el siguiente dinosaurio cornudo totalmente identificado en Norteamérica. Aun así, nos ha sorprendido que estuviese más estrechamente relacionado con sus parientes asiáticos que con otros animales del Nuevo Mundo”, señala Farke.
Según recogen estos científicos en un estudio publicado en la revista PLOS ONE, vivió hace entre 109 y 104 millones de años y se trataba de un animal relativamente pequeño: su cráneo, hallado en Montana, medía 84,2 milímetros de largo y su tamaño era similar al de un cuervo.
Los autores del ensayo han denominado a este neoceratopsiano, el primero totalmente definido del que se tiene noticia en esta zona del mundo, Aquilops americanus. Además, señalan que presenta ciertas características anatómicas semejantes a las de otras especies parecidas descubiertas en Asia, como una estructura ósea en su morro similar a un pico, y cavidades elongadas en las mejillas.
Hasta ahora, el escaso registro fósil de los neocerotopsianos americanos no había permitido reconstruir adecuadamente su evolución y biogeografía, esto es, los procesos que explican su distribución. Los hallazgos de Farke y sus colabores apuntan que hace entre 113 y 105 millones de años debió darse un proceso migratorio entre Asia y Norteamérica.
“Los Aquilops existieron casi 20 millones de años antes que el siguiente dinosaurio cornudo totalmente identificado en Norteamérica. Aun así, nos ha sorprendido que estuviese más estrechamente relacionado con sus parientes asiáticos que con otros animales del Nuevo Mundo”, señala Farke.
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