El cráneo descubierto pudiera pertenecer a la descendencia sapiens-neandertales. El trabajo ha sido publicado en la revista Nature.
Un nuevo fósil hallado en la cueva de Manot, al norte de en Israel, concretamente la parte superior de un cráneo, ha permitido demostrar que tanto neandertales (que se extinguieron hace unos 28.000 años) como sapiens convivieron como cazadores nómadas posiblemente durante milenios. A pesar de que el fósil no revela datos concluyentes, sí que pone de manifiesto este cruce entre ambas especies y que incluso teniendo en cuenta que aproximadamenteentre el 2% y el 4% de los genes de los europeos modernos procede de estos homínidos, la importancia de ir desentrañando esta incógnita respecto a cuándo y dónde comenzaron a realizarse los contactos entre estos y los Homo Sapiens es vital para conocer realmente de dónde procedemos los humanos.
El cráneo en cuestión pertenece, según los análisis de los expertos, a un individuo adulto que vivió hace 55.000 años en el territorio que actualmente conforma Israel. Los expertos calculan que contenía un cerebro de unos 1.100 centímetros cúbicos (la media en los humanos modernos es de 1.400 centímetros cúbicos).
Su forma, es similar a la de otros cráneos del Paleolítico superior hallados en África y Europa pero es diferente a la de la mayoría de cráneos humanos modernos que han sido descubiertos en la zona de Oriente Próximo conocida como Levante mediterráneo. “Esto sugiere que los habitantes de la cueva Manot podrían estar estrechamente emparentados con los primeros humanos modernos que posteriormente colonizaron Europa”, explica Israel Hershkovitz, líder del estudio.
Hasta ahora no se habían encontrado huesos de neandertales desde que comenzaran las excavaciones en esta zona en 2010. La cueva de Manot consta de un área principal alargada, de unos 80 metros de largo y unos 20 de ancho y dos cámaras conectadas por el norte y el sur.
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