PRIMER TRASPLANTE DE CABEZA


La primera operación de trasplante de cabeza tiene fecha en el año 2017.
Puede que parezca una operación más propia de las películas que de la vida real, pero -según afirma el neurocirujano Sergio Canavero, del Grupo de Neuromodulación de Turín- trasplantar una cabeza a un nuevo cuerpo será factible en poco más de dos años.


Así lo ha afirmado a la revista «NewScientist», donde ha explicado también que esta cirugía podrá alargar y mejorar la calidad de vida de las personas cuyos músculos hayan degenerado o aquellos que tengan cáncer. Sin embargo, el cirujano es realista y considera que aún quedan muchas dificultades por solventar.

Los experimentos para lograr este tipo de operaciones comenzaron aproximadamente en 1954, año en que el científico soviético Vladimir Demikhov intentó trasplantar la cabeza y las piernas de un cachorro en el cuerpo de un perro adulto. No obstante, el animal resultante sobrevivió menos de una semana.

Algo parecido sucedió con unos monos en 1970 aunque, en este caso, el cirujano estadounidense Robert White no logró que el chimpancé resultante se mantuviera con vida más de una semana. Además, en este caso no se unió la médula espinal, por lo que ni el torso ni las piernas se movieron.

Canavero quiere romper esta tendencia. «Creo que ahora estamos en un momento en que los aspectos técnicos son viables», ha explicado en la revista. Este neurocirujano afirma además que anunciará su proyecto en la próxima conferencia anual de la Academia de Neurólogos y Cirujanos Ortopédicos (la cual se celebrará en Maryland este junio). Con todo, ha decidido dar a conocer a través de esta revista unas pinceladas de la investigación en la que trabaja desde 2013.

Objetivos y dificultades

Según considera este neurocientífico, el procedimiento empezaría cuando los dos cuerpos se hallaran a una temperatura de entre 12 y 15 grados. A partir de ese punto, el cirujano debería realizar una serie de incisiones con un bisturí muy fino para, poco a poco, separar la cabeza del cuerpo del donante.

Todo ello, mientras el sujeto vivo está bajo un coma inducido. A pesar de lo aparentemente sencillo que puede parecer, lo cierto es que es sumamente complejo, pues habría que cortar la médula espinal en ambos cuerpos y prepararse para conectar los vasos sanguíneos de los mismos.

Una vez realizado este paso, habría que trasplantar la cabeza como tal, para lo cual sería necesario unir los dos extremos de la médula espinal mediante polietilenglicol o macrogol. Estas sustancias permitirán, en palabras del experto, que los huesos se fundan y se unan de la misma forma que un «dos espaguetis en una cazuela de agua caliente».

A continuación, el paciente se verá obligado a permanecer en coma durante tres semanas para que la operación tenga éxito. Finalmente, el sujeto tendrá que someterse a una rehabilitación deaproximadamente un año hasta que pueda volver a andar. Todo ello, en términos hipotéticos.

Además de las dificultades técnicas, Canavero considera que tendrá serios problemas para encontrar un país que le permita realizar esta operación. «El verdadero obstáculo es la ética. Va a haber muchas personas que estén en desacuerdo con hacer esta cirugía», ha explicado en la revista. Sin embargo, tiene esperanzas en encontrar en Europa su laboratorio particular.

A su vez, tendrá que convencer a la comunidad científica, pues muchos de sus colegas se declaran absolutamente en contra de esta cirugía.




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