LA GRABADORA MÁS PEQUEÑA ESTÁ FORMADA A PARTIR DE MICROBIOS

Diversos trucos moleculares han transformado un sistema inmune bacteriano natural en un registro de datos microscópico, sentando las bases para un nuevo tipo de tecnología que usan células bacterianas.

Los Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Colombia cambiaron una cepa de laboratorio común del omnipresente microbio intestinal humano Escherichia coli, de modo que permite a las bacterias registrar sus interacciones con el medio ambiente y el tiempo del evento.

Este descubrimiento usa una propiedad muy famosa de CRISPR que consiste en utilizar las secuencias registradas para detectar y cortar el ADN de los fagos entrantes.

El hallazgo consiste en la introducción de la grabadora biológica TRACE en células vivas para ver lo que les afecta. Según Harris Wang: las células almacenan lo que les pasa en tiempo real. Estos datos se pueden extraer al finalizar un estudio de una forma muy parecida a la caja negra de un avión y descifrar la secuencia temporal.

TRACE se puede emplear para rastrear cualquier tipo de proceso biológico dentro de organismos o entornos complejos, incluso en el ser humano se puede grabar lo que ocurre, que incluye cambios en fluctuaciones o genes de metabolismo.

La grabación se produce igual que el almacenamiento de datos en una cinta magnética,salvo por los distintos canales y el momento del registro de cada uno.

Dependiendo de la situación tiene una pista distinta, pero si no se produce ninguna variación a lo largo del tiempo se queda vacía. La cinta se lee después como una sola pista que se reproduce cronológicamente.

Se ha demostrado que en dicho sistema se puede manejar al menos tres señales simultáneas y grabar durante días. Están planeando observar diversos marcadores que podrían alterarse en virtud de cambios en estados naturales o de enfermedad, en el sistema gastrointestinal o en cualquier otro lugar.

Fuentes: El Mundo  Europapress

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