"No podemos hablar de curación en un corto plazo de tiempo todavía, pero empiezan a haber largos supervivientes. Esto es un cambio significativo", dijo Santiago Ponce, de la Unidad de Investigación Clínica en Cáncer de Pulmón del hospital Once de Octubre de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Este gran cambio se debe al hallazgo de los biomarcadores y el desarrollo de terapias dirigidas. En total hay un 20% de pacientes con mutaciones específicas que se pueden tratar con un fármaco concreto.
Los médicos también dan importancia a los desafíos que persisten: la deshabituación tabáquica, ya que el 85 y 90% de los casos está causado por el tabaco; y el desarrollo de un cribado coste-efectivo. Es complicado el diseño de un mecanismo de "screening" poblacional concreto porque hasta un 40% de los tumores se halla en zonas de difícil acceso y se precisan técnicas muy invasivas.
El arsenal terapéutico ha revolucionado la actividad asistencial de los oncólogos en los últimos 5 años, con nuevas terapias que ofrecen calidad a los pacientes. Una de ellas es el abanico de determinaciones moleculares, que ayudan a clasificar el tipo de tumor y la estrategia terapéutica. Con los tratamientos dirigidos contra dianas se adquieren resultados superiores que con la quimioterapia, disminuyen los efectos secundarios y se eleva la calidad de vida de los pacientes.
El diagnóstico de cáncer de pulmón ha cambiado en los últimos 10 años gracias a la cantidad de biomarcadores que determinan qué fármacos pueden emplearse en cada paciente concreto.
Fuente: La Razón
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