Cerca de 7000 adolescentes se quedaron embarazadas a mediados de 2017 en España y 350 de ellas volverán a estarlo antes de que comience el 2019. La mitad de adolescentes en estado de gestación vuelven a estar embarazadas en menos de 2 años, sin que ellas sepan que esconde ciertos riesgos.
Estas jóvenes deben ser tratadas por pediatras a causa de que a esta edad no ha acabado su desarrollo
fisiológico y que tienen la complicidad médico-paciente que se ha solidificado con el menor y su familia, lo que facilita la compañía durante este momento de su vida.
Los problemas a los que se enfrentan estas chicas surgen desde el parto pretérmino hasta el bajo peso de los recién nacidos, una cosa que surge normalmente "por la inmadurez del sistema reproductor de la adolescente", ha comentado Félix Notario, que ha añadido que "la estrechez del canal de parto incita a complicaciones traumáticas, riesgo de hemorragias e infecciones".
La pertenencia a los niveles socioeconómicos desfavorecidos, el bajo nivel cultural y la carencia de la pareja solo son algunos de los factores frecuentes entre las madres adolescentes.La edad a la que se quedan embarazadas también es otra característica que debe valorarse a la hora de tener en cuenta del impacto psicológico en la madre.
Una niña 13 años o cercana a la pubertad posee una sexualidad influenciable por factores externos, mientras que una chica de 18 ya tiene una madurez fisiológica, psicológica y social más elevada que la de la primera.
La llegada de los hijos se produce, habitualmente, en momentos inesperados e indeseables, en un instante en el que la madre no está preparada para cuidar al bebé ni dispone los elementos necesarios para su cuidado. Esta es una circunstancia que lleva a una dificultad añadida llamada "la crisis de la adolescencia".
Conocer y considerar los cambios físicos y del desarrollo psicosocial de la adolescencia permiten entender los riesgos a los que se va a exponer la adolescente y da la oportunidad de iniciar programas para promover conductas saludables.
El pediatra es el médico del adolescente en todo momento, con todas las consecuencias que esto conlleva.Él es quien médica y psicológicamente mejor puede conocer al paciente y poner a su alcance todos los recursos institucionales que hagan más sencillas sus decisiones y el progreso personal de las madres desde el inicio del embarazo.
Los pediatras de la SEMA defienden que la educación sexual debe darse a conocer desde la infancia como prevención frente al embarazo en la adolescencia.Los jóvenes desarrollan e investigan su sexualidad sin tener conciencia de los riesgos y consecuencias de sus actos. La prevención de los embarazos adolescentes pasa por un correcto uso de la comunicación y por una educación sexual completa y de calidad, en la que se enseñen y se normalicen los comportamientos, actitudes y capacidades sexuales.
Fuentes: El Independiente, Heraldo
Estas jóvenes deben ser tratadas por pediatras a causa de que a esta edad no ha acabado su desarrollo
fisiológico y que tienen la complicidad médico-paciente que se ha solidificado con el menor y su familia, lo que facilita la compañía durante este momento de su vida.
Los problemas a los que se enfrentan estas chicas surgen desde el parto pretérmino hasta el bajo peso de los recién nacidos, una cosa que surge normalmente "por la inmadurez del sistema reproductor de la adolescente", ha comentado Félix Notario, que ha añadido que "la estrechez del canal de parto incita a complicaciones traumáticas, riesgo de hemorragias e infecciones".
La pertenencia a los niveles socioeconómicos desfavorecidos, el bajo nivel cultural y la carencia de la pareja solo son algunos de los factores frecuentes entre las madres adolescentes.La edad a la que se quedan embarazadas también es otra característica que debe valorarse a la hora de tener en cuenta del impacto psicológico en la madre.
Una niña 13 años o cercana a la pubertad posee una sexualidad influenciable por factores externos, mientras que una chica de 18 ya tiene una madurez fisiológica, psicológica y social más elevada que la de la primera.
La llegada de los hijos se produce, habitualmente, en momentos inesperados e indeseables, en un instante en el que la madre no está preparada para cuidar al bebé ni dispone los elementos necesarios para su cuidado. Esta es una circunstancia que lleva a una dificultad añadida llamada "la crisis de la adolescencia".
Conocer y considerar los cambios físicos y del desarrollo psicosocial de la adolescencia permiten entender los riesgos a los que se va a exponer la adolescente y da la oportunidad de iniciar programas para promover conductas saludables.
El pediatra es el médico del adolescente en todo momento, con todas las consecuencias que esto conlleva.Él es quien médica y psicológicamente mejor puede conocer al paciente y poner a su alcance todos los recursos institucionales que hagan más sencillas sus decisiones y el progreso personal de las madres desde el inicio del embarazo.
Los pediatras de la SEMA defienden que la educación sexual debe darse a conocer desde la infancia como prevención frente al embarazo en la adolescencia.Los jóvenes desarrollan e investigan su sexualidad sin tener conciencia de los riesgos y consecuencias de sus actos. La prevención de los embarazos adolescentes pasa por un correcto uso de la comunicación y por una educación sexual completa y de calidad, en la que se enseñen y se normalicen los comportamientos, actitudes y capacidades sexuales.
Fuentes: El Independiente, Heraldo
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