BACTERIA RESISTENTE PARA FUTURAS VACUNAS

 

En 1956 un equipo de investigadores que trabajaba en una máquina experimental para esterilizar carne en conserva descubrió a cierto microbio duro de roer Desde entonces y hasta nuestros días, unos pocos equipos científicos diseminados por el globo han venido estudiando y comprendiendo los trucos que confieren su extraordinaria resistencia a este súper héroe del mundo de los microbios .

Esta bacteria recibe el nombre de Deinococcus Radiodurans. Esta bacteria es un extremófilos, ya que son aquellos organismos capaces de sobrevivir en ambientes que cualquier otro organismo consideraría hostiles. Sitúale en un desierto de calor sofocante, o en una región polar con temperaturas bien por debajo del cero y ni «pestañeará». Se le ha detectado en los tanques de refrigeración de los reactores nucleares y ha sobrevivido a la exposición directa al vacío del espacio.

Cómo podría ayudar esta bacteria a acelerar y simplificar los procesos de creación de vacunas seguras.

Daly un biólogo molecular de los Servicios Universitarios Uniformados que lleva muchos años estudiando al D. radiodurans. Actualmente, trata de aplicar todo su conocimiento sobre esta bacteria en un proyecto que intenta fabricar una vacuna contra la polio partiendo de cero.

La idea de colaborar en un trabajo así de alejado de su campo de acción, se le ocurrió a Daly tras observar la estrategia seguida por el D. radiodurans para sobrevivir a dosis letales de radiación. El “súper poder” de la bacteria reside en un conjunto de nuevas proteínas, capaces de reparar los daños en el ADN y ARN producidos por la exposición a la radiación.

Pese a que los radiobiólogos creyeron inicialmente que el extremófilo sobrevivía activando mecanismos celulares que protegían directamente su ADN, en realidad nuestra bacteria Conan emplea un enfoque más indirecto: proteger y aislar todas sus proteínas de reparación.

Como la bomba en el museo, la radiación hace que todo el ADN del D. radiodurans se deshaga como si fuera pasta excesivamente cocida. Estos compuestos oxidantes son los verdaderos culpables del destrozo de todos esos «útiles» orgánulos y macromoléculas que permiten la superviviencia de la bacteria. Este antioxidante, es el que la bacteria emplea para proteger «contra viento y marea» a su conjunto de proteínas reparadoras de ADN



FUENTE: Yahoo noticias

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