Un estudio revela que los neutrófilos, las células más abundantes del sistema inmunológico, se especializan en cada órgano. Al final los neutrófilos tienen más funciones de las que se pensaba. Esto es asegurado por la revista Cell por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) .Estos estudios han descubierto que los neutrófilos pueden llegar a residir en distintos tejidos tiempos significativamente mayores que en sangre y por ejemplo cuando llegan a un tejido pueden ayudar a mantener las funciones vitales de un órgano. Estos hallazgos abren la puerta a nuevas posibilidades terapéuticas para el tratamiento de múltiples enfermedades como el cáncer. Estas células nos defienden de microorganismos que originan y desarrollan enfermedades, además nos ayudan a reparar daños en nuestro organismo como heridas o fracturas óseas. Cada día la médula ósea fabrica ingentes cantidades de neutrófilos y desde ahí llegan a la sangre y se distribuyen a prácticamente todos los tejidos. Estas células tienen una vida muy corta, de 24 horas en la sangre, haciéndonos creer que tenían funciones limitadas. En varios casos los neutrófilos tendrán diferentes funciones por ejemplo en los pulmones nos ayudan en la formación de vasos sanguíneos y en la piel favorecen la integridad del epitelio cutáneo. Gracias a esta investigación hemos podido ver cómo estas células también participan en funciones cotidianas y normales y no solo tenían la función de proteger. Y por último podemos ver otro tipo de células también del sistema inmunitario que son totalmente diferentes a los neutrófilos y que intentan arreglar o protegernos de la forma más rápidas pero que muchas veces nos producen efectos secundarios, mientras que los neutrófilos son muy organizados.
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