Las sondas espaciales han explorado Marte y los físicos se han adentrado en el mundo íntimo de las partículas cuánticas, pero todavía existen rincones desconocidos dentro del cuerpo humano. Como prueba de que es así, basta con recordar que en los últimos años se ha descubierto un nuevo órgano, una nueva forma e importantes indicios de la presencia de bacterias viviendo dentro de las células del cerebro .
El motivo de que así sea no es la desidia de los científicos, sino que las herramientas experimentales tienen unos límites que pueden ocultar la realidad. Este es lo que ha ocurrido también hasta que una investigación, que se acaba de publicar en Nature Metabolism, ha podido informar del descubrimiento de todo un sistema circulatorio en el interior de los huesos largos de ratones. Los indicios apuntan, además, a que también estarían presentes en seres humanos.
El estudio de Grüneboom lleva a reconsiderar asunciones básicas sobre la anatomía de los huesos, su fisiología y su funcionamiento, y nos llevan a considerar potenciales estrategias terapéuticas para solucionar la inflamación y los daños a los tejidos de las artritis reumatoides.
Hasta ahora, se había asumido que las arterias entran en los huesos largos, como la tibia o el radio, y permiten que la sangre atraviese la médula y pueda salir por el otro extremo. Sin embargo, esto no explicaba la velocidad de difusión de la sangre a través de los huesos. De hecho, esta velocidad es tan alta, que se aprovecha en los campos de batalla para reanimar a soldados caídos: cuando las venas no son una opción muy viable, se hacen transfusiones intraóseas y se logra una respuesta muy rápida.
Ahora, los investigadores han hallado la que podría ser la causa de esta rápida reacción. Los investigadores han hallado un sistema de canales que atraviesan los huesos largos perpendicularmente, en relación con su eje principal, y que conectan el interior con el exterior en el hueso compacto. Según las conclusiones de Grüneboom y compañía, la mayoría de la sangre que entra y sale de los huesos lo hace a través de esta ruta.
Además, han averiguado que esos conductos son el camino que toman unas células conocidas como neutrófilos, y que tienen un importante papel en la inflamación de los huesos, una respuesta defensiva que puede producir daños y activarse de forma descontrolada, provocando por ejemplo artritis y otras enfermedades degenerativas.
De hecho, los investigadores averiguaron que los ratones enfermos de artritis inflamatoria tienen más vasos transcorticales (TCVs), y también que los ratones más viejos tienen menos capacidad de producir estos conductos. Ambas cosas tienen implicaciones para tratar esta dolencia y estudiar el envejecimiento de los huesos.
Las conclusiones de este estudio coinciden con una investigación reciente en la que se informó del hallazgo de conductos similares entre el cráneo y la superficie del cerebro en ratones, y otros que hablan de conexiones entre la médula y el líquido sinovial , en las articulaciones.
Fuente: ABC
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