Millones de mujeres alrededor del mundo toman anticonceptivos orales. A menudo, el tratamiento comienza durante la adolescencia, período durante el cual el cerebro presenta una elevada sensibilidad a las hormonas esteroideas, como los estrógenos y la progesterona, secretadas por los ovarios.
Ahora, la Universidad de Ottawa, en colaboración con científicos de las Universidades de Carleton y Cardiff, aportan evidencias, que lejos de desalentar el uso de los contraceptivos, pretenden ayudar a las mujeres a tomar decisiones informadas acerca de su salud.
En el estudio, participaron hasta 140 voluntarias de entre 18 y 26 años de edad. De acuerdo con su historial de medicación anticonceptiva, los investigadores identificaron 3 grupos: en régimen continuo desde los 6 meses posteriores a la primera menstruación, inicio del tratamiento a partir de los 18 años y sin antecedentes de uso de estos fármacos.
En primer lugar, las participantes realizaron una prueba de estrés, consistente en hablar y resolver problemas aritméticos ante un jurado.
Las mujeres expuestas a los medicamentos anovulatorios también mostraron alteraciones en la función cerebral, durante la ejecución de una tarea diseñada para evaluar la memoria de trabajo, es decir el proceso de almacenamiento temporal de la información.
Finalmente, los investigadores observaron cambios en la estructura del cerebro relacionados con el uso de contraceptivos. En particular, las voluntarias presentaron menor volumen de la sustancia gris, así como un incremento de la sustancia blanca, en áreas implicadas en el procesamiento de las emociones y la memoria.
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