El cambio climático está provocando que ciertas enfermedades se estén “despertando” con el deshielo de los polos. El calentamiento global está provocando el derretimiento de las regiones polares y, con ello, los suelos del permafrost, es decir, la capa de suelo que está de permanentemente congelada en estas zonas. Lo que más preocupa, además del propio deshielo, es la liberación de virus y bacterias que pueda causar esta situación.
Es decir, esos microorganismos que estaban ocultos entre el hielo podrían volver a “despertar” y, con ello, provocar enfermedades que hace años fueron erradicadas del mundo. Las bacterias pueden permanecer latentes en forma de endoesporas. No están metabólicamente activas, pero resucitan cuando las condiciones ambientales son idóneas. Cerca de un 10% de estos microorganismos son viables después de medio siglo. Si quedan atrapados en ámbar o en hielo, pueden despertar pasados miles de años.
Y esto es justamente lo que se teme con el deshielo de los suelos de permafrost. El calentamiento global está haciendo que las capas se vayan derritiendo cada vez más rápido, exponiendo las capas más antiguas de este suelo. Además, la temperatura del Círculo Polar Ártico está aumentando tres veces más rápido que el resto del mundo.
Ántrax, la primera enfermedad en liberarse
Hace solo cinco años, en agosto de 2016, un niño de 12 años murió infectado por ántrax y otras veinte personas estuvieron hospitalizadas por la misma enfermedad. Un virus que, según exponen los expertos, se habría liberado de las capas de hielo en la Península de Yamal, en la tundra siberiana. Apuntan que la enfermedad podría haber pasado al agua y suelo cercanos, llegando más tarde a la cadena de suministro de alimentos de la zona.
La viruela o la peste bubónica, enfermedades que podrían “despertar”
Investigaciones, llevadas a cabo por varios científicos, descubrieron, en cadáveres enterrados en las fosas comunes de la tundra de Alaska, el ARN de la gripe española de 1918. Tampoco descartan que enfermedades mortales como la viruela o la peste bubónica estén enterradas en la misma zona, en Siberia. Por ello, se teme al deshielo que el cambio climático está provocando.
Los cadáveres fueron enterrados bajo la capa superior de permafrost en las riberas del río Kolyma y, ahora, los desbordamientos del Kolyma han comenzado a erosionar las riberas. Sumando a esto el deshielo del permafrost, que está acelerando este proceso de erosión. Además, también han notificado la presencia de ‘virus gigantes’ como el
Pithovirus sibericum y
Mollivirus sibericum. Virus que se pueden revivir pero que, afortunadamente para los seres humanos, solo afectan a las amebas unicelulares.
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