Una investigación, liderada por un equipo de científicos del Centro IDEAL, determinó que los machos de estas especies destinan hasta el 6% de su peso corporal en material seminal, lo cual es considerado altísimo para los animales vertebrados ya que en general las hembras son las que se llevan este gasto energético. El trabajo, se centró en cuatro especies de jaibas y cangrejos que habitan en la Bahía de Los Molinos, Región de Los Ríos.
Según lo explicado por el equipo científico, las diferentes estrategias y conductas observadas en los machos para asegurar la paternidad están relacionadas a la selección natural de las especies, con foco en el traspaso de los genes a la próxima generación. En el caso de los vertebrados el gasto energético en producción de espermios se consideran bajo, mientras que en algunos invertebrados como jaibas y cangrejos, se destinan hasta el 6% de su peso corporal en materia seminal,lo cual es considerado altísimo.
El trabajo co-desarrollado por los doctores Luis Miguel Pardo, Kurt Paschke y Marcela Paz Riveros, pertenecientes al centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) profundizó, además, en el peso y tamaño del sistema reproductor de los machos y sus diversas tácticas para evitar la competencia por la paternidad, entre las cuales destacan adaptaciones morfologicas, fisiologicas y de comportamiento como la protección de la pareja, las cópulas múltiples y los tapones de esperma, entre otros.
Entre las especies analizadas se distinguieron claramente dos grupos con grandes diferencias en la inversión de energía, divergentes en la evolución y desarrollo de su sistema reproductivo. De este modo, homalaspis plana (Jaiba mora) y Romaleon setosum (Jaiba peluda) mostraron una alta inversión en términos de energía en la estructura de almacenamiento seminal compleja, en contraste con el sistema reproductivo de Metacarcinus edwardsii (Marmola) y Taliepus dentatus (Panchote)
Adicionalmente, en aquellas especies que mostraron mayor gasto energético, se observó adaptación anatómica y una larga protección de la pareja para asegurar la paternidad. En este contexto, la vigilancia postcopulatoria ocurre después de la muda del caparazón de la hembra, momento donde su cubierta es blanda, dejándola vulnerable frente a depredadores. La energía se midió a través de perfiles bioquimicos mediante análisis proximales que estiman carbohidratos, lipidos y proteinas.
Finalmente, otro aspecto relevante en el proceso reproductivo de jaibas y cangrejos es que al igual como ocurre, por ejemplo, en los insectos, el macho le hace un regalo nupcial a la hembra de proteínas específicas y lípidos durante el apareamiento, a fin de estimular el desarrollo de los ovocitos. En este caso son un paquete de alimento nutricional que la hembra puede ir ocupando en el tiempo mientras desarrolla su gónada; esto también lo podemos traducir como una transferencia de energía.
Fuente: Ladera Sur
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