EL AVANCE DE LA CLONACIÓN GENÉTICA

La oveja Dolly, el primer mamífero clonado en 1996, es el resultado de un camino que empezó en 1938, cuando el biólogo alemán Hans Spemann tuvo la primera intuición de cómo se podría duplicar un ser vivo.

En la naturaleza la reproducción asexuada de plantas y bacterias es una forma de clonación natural. Si pensamos en los gemelos queda claro que dos organismos clonados no tienen por que ser idénticos en todos los aspectos.

La clonación artificial puede reproducir genes individuales o tejidos enteros, pensados para remplazar otros tejidos dañados o enfermos. Esta empieza sacando del animal que se quiere clonar una célula somática, de la piel por ejemplo. El siguiente paso es insertar el ADN de la célula somática en el ovocito.

La técnica se empleó por primera vez con éxito en 1952 en renacuajos. Pero no fue hasta 1966 cuando se consiguió clonar de esa forma un mamífero: la oveja Dolly. A partir de entonces, las especies clonadas se han multiplicado: ratones, perros, vacas, cabras, conejos... Hasta hoy, no hay constancia de ninguna clonación humana, aunque la empresa Clonaid, vinculada con una secta, alega que ha duplicado secretamente hasta 12 seres humanos. La clonación de primates es técnicamente más complicada que la de otros mamíferos y en 1998 el Parlamento Europeo la prohibió en Europa.


Por el contrario, la clonación de animales es considerada legal en la ganadería en EEUU, pero sigue siendo muy cara. La clonación de animales se ha ensayado también para mantener con vida especies amenazadas, como el gaur o el muflón, pero sin mucho éxito. De momento, tampoco hay muchos resultados de la clonación terapéutica. Esta estrategia consiste en crear un embrión clonado, con el objetivo de sacar de ello células madre inducidas lo que permitiría en conseguir el mismo resultado sin necesidad de clonar un embrión.


Fuente: elPeriodico

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