LA CAZA FURTIVA Y LA DESAPARICIÓN DE ESPECIES

La caza furtiva de animales salvajes es descomunal; se asesinan o capturan millones de ejemplares de animales de miles de especies en todo el mundo en sus hábitats nativos. Esta práctica supone una amenaza creciente para elefantes, rinocerontes y otros célebres animales, así como para criaturas más pequeñas y desconocidas, como ciertos lagartos, pangolines y monos.

Pero este fenómeno no solo afecta a animales exóticos. En todo el mundo hay más de 2000 millones de ovejas y cabras que existen debido a su carne, leche y lana, o como animales de compañía. Pero a pesar de la ubicuidad de estos animales domésticos, pocas personas saben que tienen homólogos silvestres, y menos aún, que casi todas las cabras y ovejas silvestres del mundo están haciendo frente a una importante disminución de su población hasta el punto en el que muchas están en peligro de extinción. 

Las causas son poco conocidas, pero un nuevo estudio revela que la caza furtiva es una de las principales responsables.

La caza furtiva está perseguida por la mayoría de los países y el comercio de especies exóticas a nivel internacional está bastante regulado. Pero aun así, las redes de caza furtiva en el mundo en más ocasiones de las deseables sus instigadores escapan a la justicia.
Los cazadores furtivos a veces matan o capturan animales para venderlos a escala local o para el comercio mundial de especies silvestres. 

El comercio de especies silvestres constituye un valioso mercado negro que ha aumentado junto con el incremento de la riqueza en Asia -un gran consumidor de fauna silvestre-y la llegada del comercio electrónico y los sitios web de las redes sociales.

Algunos animales, como los pájaros, los reptiles y los primates, se capturan vivos para conservarlos o venderlos como mascotas exóticas.

Los animales sacrificados, en cambio, tienen valor comercial como alimento, joyería, decoración o medicina tradicional.

Los colmillos de marfil de los elefantes africanos, por ejemplo, se tallan en forma de baratijas o piezas de exposición.

Las escamas de los pangolines, pequeños animales que se alimentan de hormigas, se muelen para transformarlas en polvo y se consumen por sus supuestos poderes curativos. La carne de simios, serpientes y otros animales de la selva se considera un manjar en algunas partes de África.

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