El informe mundial de malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año pasado muestra un empeoramiento de las cifras en comparación con años anteriores y pre-pandémicos. Un total de 249 millones de personas padecieron malaria, 5 millones más que el año anterior y superando la cifra de 2019 (233 millones). Se atribuye este aumento al crecimiento demográfico, crisis humanitarias y cambio climático, mencionado por primera vez por la OMS como un obstáculo importante en la lucha contra la enfermedad.
El cambio climático facilita la proliferación del mosquito transmisor en hábitats ideales después de inundaciones, dificultando el acceso a servicios sanitarios esenciales debido al desplazamiento de población y la destrucción de infraestructuras médicas. En 2022, casos de malaria se dispararon en Pakistán después de una catástrofe, registrando 2.6 millones de casos frente a los 500,000 del año anterior.
A nivel mundial, hubo 608,000 muertes por malaria en 2022, una disminución desde el pico de 631,000 en 2020, pero no alcanzando las cifras de 2019 (576,000). África registró el 94% de los casos de malaria en 2022, con Nigeria, República Democrática del Congo, Uganda y Mozambique como los principales afectados. Del total de fallecidos, el 95% eran africanos, con el 78% siendo niños menores de cinco años.
El cambio climático facilita la proliferación del mosquito transmisor en hábitats ideales después de inundaciones, dificultando el acceso a servicios sanitarios esenciales debido al desplazamiento de población y la destrucción de infraestructuras médicas. En 2022, casos de malaria se dispararon en Pakistán después de una catástrofe, registrando 2.6 millones de casos frente a los 500,000 del año anterior.
A nivel mundial, hubo 608,000 muertes por malaria en 2022, una disminución desde el pico de 631,000 en 2020, pero no alcanzando las cifras de 2019 (576,000). África registró el 94% de los casos de malaria en 2022, con Nigeria, República Democrática del Congo, Uganda y Mozambique como los principales afectados. Del total de fallecidos, el 95% eran africanos, con el 78% siendo niños menores de cinco años.
El impacto del cambio climático en la malaria no tiene una dirección clara, lo que genera incertidumbre y la necesidad de más investigación para anticipar y mitigar sus consecuencias. La resistencia del parásito Plasmodium a fármacos y la resistencia de los mosquitos a los insecticidas también son preocupaciones, afectando la eficacia de tratamientos y prevención.
A pesar de algunas mejoras, como la certificación de países como libres de malaria, se destaca un déficit de financiación en la lucha contra la enfermedad. Aunque se ha recomendado una nueva vacuna más asequible, se reconoce que no es una solución completa para erradicar la malaria.
En resumen, se necesitan más inversiones en investigación, vacunas de dosis única, mejores insecticidas y medicamentos más eficaces para abordar los desafíos actuales y futuros en la lucha contra la malaria.
Fuente: El País
A pesar de algunas mejoras, como la certificación de países como libres de malaria, se destaca un déficit de financiación en la lucha contra la enfermedad. Aunque se ha recomendado una nueva vacuna más asequible, se reconoce que no es una solución completa para erradicar la malaria.
En resumen, se necesitan más inversiones en investigación, vacunas de dosis única, mejores insecticidas y medicamentos más eficaces para abordar los desafíos actuales y futuros en la lucha contra la malaria.
Fuente: El País
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