LOS LINFOCITOS T TAMBIÉN VAN A LA ESCUELA

Nuestro sistema inmunitario es un ejército cuya función es la de protegernos de agresiones tanto externas como internas.
Como hemos dicho en el párrafo anterior, si nuestro sistema inmune es un ejército las células se agrupan según la función que realicen y trabajan entre sí coordinadamente. Entre todos estos “soldados” destacan los Linfocitos T.

Los linfocitos T por sí solos no reconocer los elementos extraños. Por tanto, necesitan la ayuda de otras células que son las que de localizar a los patógenos, procesarlos y presentarlos en su superficie como antígenos.

Para presentarlos en la superficie y que los reconozcan los linfocitos T, usan las moléculas conocidas como [complejo mayor de histocompatibilidad (MHC)]. Mediante estas, los linfocitos T las reconocen, y desencadenan una serie de acciones dirigidas a eliminar la amenaza.

Los linfocitos T tienen su origen en la médula ósea. Desde antes del nacer, esta es la principal fábrica de células sanguíneas, incluyendo del sistema inmunitario.
La médula ósea fabrica una versión muy inmadura de los linfocitos T. Estos tiene que madurar y aprender a estas dos fases se le conoce como educación tímica. En este se hace una selección, quedando solo las que son maduras y el resto son eliminadas por proceso de muerte celular (apoptosis). Los elegidos tendrán que reconocer al “enemigo”, además de tolerar y no atacar al propio organismo (autotolerancia). Este proceso se da en el timo( glándula ubicada en el tórax).

En primer lugar, solo los linfocitos T que se encuentren con células de nuestro organismo que tiene MHC y no las atacan pasan a la segunda fase, pero hay linfocitos que no pasan esta prueba, estos podrán ser los responsables de desarrollar problemas de inmunidad estos mueren en el Timo. Los que sí la pasan la prueba salen del Timo por la sangre y desde allí llegan a otras zonas del cuerpo y allí realizan la función de protegernos de los enemigos que intentan atacar a nuestro organismo.

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