NACE EL PRIMER BEBÉ TRAS UN TRASPLANTE DE ÚTERO

Intervención de un trasplante de útero en el Hospital Clínic de Barcelona, en octubre de 2020.

Dos sanitarias atienden a Jesús, el primer bebé en España nacido tras un trasplante de útero, en la UCI de Neonatos del Hospital Clínic

Apenas tiene dos meses de vida, pero su historia ya está escrito en los libros de medicina: el pequeño es el primer bebé en España que nace tras un trasplante de útero. La madre carecía del órgano reproductor por un problema congénito y recibió el útero de su hermana, que se lo donó en octubre de 2020. 

Con esta hazaña,concluye el primer éxito de un estudio del Hospital Clínic para validar la viabilidad de esta cirugía. Jesús no es el primero. Hay más de medio centenar como él en el mundo.Desde que en 2013 el equipo del doctor Mats Brännström, del Hospital Universitario Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), hiciese el primer trasplante de útero que triunfó con el nacimiento de un bebé en 2014, ha habido un par  de casos por todo el mundo que atestiguan el éxito de este procedimiento, tanto con el útero de una donante viva como de cadáver.

“La primera victoria es la cirugía, luego que la mujer tenga la menstruación con normalidad y después el embarazo… Pero la definición del éxito del trasplante de útero es que la mujer consiga dar a luz”, explicaba el propio Brännström en una entrevista a EL PAÍS en 2015.

En el estudio del Clínic, el centro fijaba como requisito principal que las candidatas tuviesen el síndrome de Rokitansky, que afecta a una de cada 5.000 mujeres en el mundo y que supone nacer ya sin útero ni trompas de falopio

El procedimiento quirúrgico es también de alta complejidad y no exento de riesgos: primero hay que hacer la extracción del útero —se practica mediante cirugía robótica, que es menos invasiva— y luego, la implantación.

La mujer recibió el trasplante en octubre de 2020 y poco tiempo después, ya tuvo la primera regla. Pero el proceso para lograr un embarazo con éxito fue complejo, con problemas añadidos que dificultaron y retrasaron todo el procedimiento, como un aborto o la covid que contrajo la paciente.

Durante el embarazo, además, la mujer desarrolló preeclampsia y se programó una cesárea a los siete meses, pesando el bebé 1,1 kg, aunque tuvo que recibir ayuda ventilatoria y alimentación parenteral los primeros días. 

Fuente: El País

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