POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL FABRICAR UNA VACUNA CONTRA EL SIDA

Cuando hablamos de vacunas contra el SIDA, la pregunta más común es: ¿Cómo se puede producir una vacuna contra el Covid-19 en menos de un año, cuando cuarenta años después todavía no tenemos una vacuna contra el VIH? Además de sentirnos un poco incómodos, intentamos explicar que los dos virus no se pueden comparar. El VIH representa un desafío completamente nuevo en el campo de las vacunas.

Primero, seamos claros sobre qué es una vacuna: estamos hablando de una simulación biológica en la que nuestro sistema inmunológico es atacado falsamente por microorganismos. Mediante esta simulación, nuestro sistema se activa y almacena en la memoria las bacterias contra las que vacunamos. Cuando luego nos enfrentamos a una infección real, el sistema ya entrenado recuerda, reconoce y elimina los microorganismos.

En términos de desarrollo de una vacuna contra el VIH, podemos dividirlo en tres fases.

Inicialmente se utilizaron prototipos similares a la vacuna clásica contra otros virus como la polio y la hepatitis B. Estas inmunizaciones inducen anticuerpos, misiles biológicos, que interceptan los virus antes de que puedan ingresar a nuestras células. Ante su fracaso, en una segunda fase intentaron inducir la llamada respuesta celular, la infantería que destruye las células infectadas. Estos prototipos también fracasaron.

En la tercera fase se combinan dos estrategias: vacunas que inducen respuestas de anticuerpos y celulares. Sólo uno de los ensayos, el RV144 (realizado en Tailandia), tuvo resultados positivos. Pero esto no es suficiente: sólo el 30% de los vacunados estaban protegidos, frente al requisito mínimo del 50%. Además, este resultado no se replicó cuando se realizó un ensayo similar en Sudáfrica.

La mayor limitación de la vacunación es que nuestro sistema inmunológico no está preparado para afrontar el VIH. Es fácil de entender con un ejemplo. ¿Qué sucede cuando nos contagiamos de COVID-19? Si no estuviéramos entre el 1% que muere, el 99% de los infectados se curarían porque nuestro sistema inmunológico eliminaría el virus en unos pocos días.

Por otra parte, ni una de cada 100 personas que viven con el VIH puede erradicar el virus. Sin tratamiento, 99 de esas 100 personas morirán de SIDA.sí que nos enfrentamos a un nuevo desafío: enseñar al sistema inmunológico a hacer algo que no sabe hacer de forma natural. Despertar una respuesta como la de una vacuna tradicional no es suficiente porque la respuesta no funciona. Se debe instruir al sistema inmunológico para que haga algo nuevo y eficaz.

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