LA TRAMPA DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA

Lola y Laia,dos jóvenes llevan años lidiando con este trastorno de la alimentación.Actualmente se encuentran ingresadas intentando recuperarse y normalizar su relación con la comida.

Lola con 20 decía que no hacía las cosas bien,no seguía las pautas y apenas se preocupaba por salir de la situación.Empezó con anorexia con 15 años,que le ha hecho vivir tres años realmente difíciles que terminaron llevándola al hospital.El tratamiento hizo que dejara sus estudios y centrarse en recuperarse en el hospital.Estuvieron dándole unas pautas de su terapia en Eatica,el centro especializado en Trastornos de la Conducta Alimentaria(TCA) en el que estuvo seis meses y notó mucha mejoría.Allí también estaba Laia de 21 años,que estuvo ingresada por bulimia que la llevó al límite.

La penuria de Lola comenzó durante un intercambio escolar que hizo.Estuvo durante tres meses en Alemania .Durante ese viaje tuvo miedo a subir de peso y eso le hizo limitarse lo que comía.Ella no era cosciente de lo que estaba haciendo y de las causas que tenía.Tenia conductas restrictivas y de control.

Al igual que estas dos jóvenes,en España más de 400000 personas sufren trastornos por la alimentación.De ellas el 90% son mujeres y normalmente en adolescentes ya que está entre las tres enfermedades crónicas más frecuentes en los jóvenes.

Es un trastorno muy complejo,hay factores que hacen que se produzca por baja autoestima o dificultades en las relaciones sociales o familiares,relacionados con la exigencia de delgadez y presión con la estética.

En el caso de Lola,afirma que se engañó a ella misma y se lo ocultó a su familia,les hizo pensar que no le habia gustado la comida,pero nunca se llegaron a imaginar que tenía TCA. Comenzó un tratamiento con una nutricionista.Ella dice que nadie sabía lo que había detrás de una delgadezni sus pensamientos,la obsesión por no subir de peso y fijarse en las calorías de los alimentos.Incluso con esas dificultades,el plan de nutrición funcionó gracias al apoyo de sus padres.

Un año después,en la cuarentena volvió a la obsesión con la comida y el ejercicio.Comenzó yendo a una psicóloga y retomó los tratamientos con la nutricionista.Pero está vez no logró superarlo y no funcionó.

En el caso de Laia fue igual,la pandemia marcó el inicio de sus problemas.En verano se dio cuenta de que tenía anorexia,bajo de peso hasta su mínimo.También se puso en manos de una psicóloga y mejoró.Un año después se fue a hacer las prácticas en un restaurante y apareció la bulimia.Cambió de tratamiento y no le funcionó y tuvo una caída libre.Consiguió recuperarse poco a poco ,pero afirmó que perdió muchas amistades por su comportamiento.Todo ers un circulo constante,se iba a hacer las prácticas y recaía una y otra vez.Los atracones y los vómitos eran diarios y tomaba laxantes.Hasta que un día le pidió a sus padres que le ingresaran porque veía que no tenía solución.

Fuente:El Mundo

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