El mundo sigue en pandemia y no somos conscientes de ello. podemos poner un punto de partida el 24 de marzo de hace 141 años, cuando el microbiólogo alemán Robert Koch anunció al mundo que había descubierto la causa de una de las enfermedades mas antiguas y letales de la historia: la tuberculosis.
Esta enfermedad, provocada por el bacilo de Mycobacterium tuberculosis tiene tratamiento hoy en día, pero estos tratamientos no son accesibles para todos los ciudadanos de la misma manera por igual y debido a distintas causas tiene como consecuencia que un 45% de los infectados mueran.
Solo en 2022 hubo 10,6 millones de nuevos casos y 1,6 millones de personas murieron de esta enfermedad, lo que la convierte en la segunda enfermedad infecciosa más mortífera después del Covid-19. Hoy en día se ha conseguido eliminarla como amenaza para la salud pública en prácticamente todos los países más ricos del mundo, pero aún sigue existiendo en muchos otros donde provoca miles de muertes al año. En 2021, el mayor porcentaje de nuevos casos se produjo en el sudeste asiático, con el 46% del total, seguido de África con el 23% y el Pacífico Occidental con el 18%, mientras que en Europa se registraron en 2.2%. Según estos datos, los expertos dicen que es probable que en 2023 la tuberculosis mate a más personas en los países de ingresos bajos y medios que la Covid-19. Según Peter Sands director ejecutivo del Foro Mundial para el VIH, la Tuberculosis y la Malaria, "Es hora de reconocer la tuberculosis como una pandemia y abordarla como una emergencia y ponerle fin".
No ha sido hasta este último año, cuando se han dado a conocer las últimas novedades sobre las últimas investigaciones y de entre todas, una de ellas destaca por ser la más esperanzadora, y es que desde diciembre de 2022 se está produciendo una inmunización en países del África subsahariana gracias a una vacuna diseñada y producida en España (MTBVAC).
Carlos Martín, investigador principal de este proyecto dice que esta nueva vacuna promete una eficacia mucho más alta que la vacuna ya existente. El objeto de dicha investigación y de sus investigadores es que sea una sola dosis que se deberá poner al nacer, que sea barata y que se pueda distribuir masivamente a todos los países del mundo sin distinción alguna entre ellos. Pero a pesar de este gran avance, la falta de diagnóstico de esta enfermedad no es garantía de que la vacuna llegue a todas las personas infectadas.
Fuente: El País
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