La vacuna viva atenuada BCG (bacilo de Calmette-Guérin), actualmente la única vacuna disponible frente a la tuberculosis, ha sido usada desde hace más de cuatro décadas, administrada por vía transuretral, para el tratamiento de cáncer de vejiga no invasivo de alto riesgo. Durante este período la BCG ha sido ensayada, sin éxito, como inmunoterapia frente a diversos tipos de cáncer como la leucemia, melanoma o cáncer de pulmón.
El cáncer de pulmón representa uno de los más frecuentes a nivel mundial, y es el que causa una mayor mortalidad asociada al cáncer, con aproximadamente el 25 por ciento de muertes debidas a esta enfermedad. La supervivencia global de los pacientes de cáncer de pulmón es baja, inferior al 30 por ciento, debido a que en muchas ocasiones los tumores son o se vuelven resistentes a los tratamientos. Es habitual que las células tumorales aprendan a inmunosuprimir la acción del sistema inmune, haciendo inefectivos los tratamientos actuales como la inmunoterapia basada en los inhibidores de punto de control.
Los investigadores de la Universidad de Zaragoza han descubierto que una modificación en la ruta de administración de la BCG podría aumentar su eficacia frente a tumores de pulmón. Demuestran que la inoculación intravenosa de BCG, combinada con inhibidores de punto de control, como la molécula anti-PD-L1, una de las inmunoterapias más utilizadas en la actualidad, incrementa la supervivencia de ratones de manera significativa. La combinación de ambos tratamientos condujo a la curación de aproximadamente el 50 por ciento de los animales, sin que éstos mostraran rastro de tumos en los pulmones al final del experimento.
Los resultados de este estudio demuestran que la BCG intravenosa evita los mecanismos de resistencia tumoral, induciendo la activación de diferentes tipos de células inmunes implicadas en la inmunidad antitumoral, como las comúnmente llamadas células NK o los linfocitos T citotóxicos, principales tipos celulares encargados de la eliminación de células tumorales. El hecho de que los tumores se encuentren con células citotóxicas más activadas en presencia de la BCG, hace que les resulte mucho más difícil impedir su acción antes de ser eliminadas.
El estudio demuestra además que la BCG intravenosa en bien tolerada, sin signo alguno que pudiera reflejar toxicidad aguda o córnica en los ratones, un aspecto clave en los estudios preclínicos y su avance para un desarrollo clínico futuro.
Fuente: Ciberes.org
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