Una única dosis de vacuna contra el sarampión tiene hasta 2,6 veces más probabilidades de ser ineficaz en niños nacidos por cesárea, en comparación con los nacidos de forma natural. El fracaso de la vacuna significa que el sistema inmunológico del niño no produce anticuerpos para luchar contra la infección del sarampión, por lo que sigue siendo susceptible la enfermedad.
Al menos el 95% de la población necesita estar completamente vacunada para mantener el sarampión bajo control, pero algunos países como Reino Unido está muy por debajo de esta cifra, a pesar de que la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) está disponible a través del Programa de inmunización infantil rutinaria.
Además, cada vez hay número mayor de mujeres en todo el mundo que eligen dar a luz por cesárea: De los 500.000 partos que se producen cada año en España, unos 125.000 acaban en cesárea, es decir, uno de cada cuatro niños. Pero en otros países, como Brasil y Turquía, más de la mitad de todos los niños nacen de esta manera.
«Con un parto por cesárea, los niños no están expuestos al microbioma de la madre de la misma manera que con un parto vaginal. Creemos que esto significa que les lleva más tiempo recuperarse en el desarrollo de su microbioma intestinal y, con ello, la capacidad del sistema inmunológico para prepararse con vacunas contra enfermedades como el sarampión», asegura Salje. Para obtener sus resultados, los investigadores utilizaron datos de estudios anteriores de más de 1.500 niños en Hunan, China, que incluyeron muestras de sangre tomadas cada pocas semanas desde el nacimiento hasta los 12 años. Esto les permitió ver cómo los niveles de anticuerpos contra el sarampión en la sangre cambios durante los primeros años de vida, incluso después de la vacunación.
Fuente: ABC
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