La infertilidad se está convirtiendo en un problema cada vez más común en España, afectando entre el 15% y el 20% de las parejas, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada seis parejas en edad reproductiva tiene dificultades para concebir. Este fenómeno se atribuye a varios factores, destacando la edad avanzada al intentar concebir, el sedentarismo, el estrés y la mala alimentación.
Antonia González, embrióloga y experta en tratamientos de fertilidad, subraya que el aumento de la infertilidad ha llevado a una proliferación de clínicas especializadas. La edad avanzada de las parejas al buscar su primer hijo es una causa principal. La calidad de los gametos disminuye con la edad, especialmente a partir de los 35 años en mujeres y los 40 en hombres.
El estilo de vida moderno también juega un papel crucial. La exposición a toxinas ambientales afecta negativamente los sistemas hormonal e inmune, necesarios para un embarazo viable. Estas toxinas han incrementado la incidencia de enfermedades como la endometriosis y el síndrome de ovario poliquístico, que interfieren con la fertilidad.
El sedentarismo contribuye al problema, ya que la falta de ejercicio y largas horas sentados afectan los niveles de glucosa e insulina, alterando el metabolismo. Además, la nutrición deficiente, caracterizada por alimentos con bajo contenido nutritivo y problemas digestivos, impide la adecuada absorción de nutrientes esenciales para la fertilidad.
Los ritmos circadianos alterados también impactan negativamente. El cuerpo humano está diseñado para seguir un horario regular de alimentación, descanso y otras funciones biológicas. Ignorar estos ritmos puede desestabilizar el sistema inmunológico, hormonal y nervioso, todos cruciales para la fertilidad.
Beatriz Méndez del Río, terapeuta nutricional y coach de salud, destaca la variedad de condiciones que afectan la fertilidad femenina, desde deficiencias nutricionales hasta desequilibrios hormonales como problemas de tiroides, endometriosis, ciclos menstruales irregulares y síndrome de ovario poliquístico. Para abordar estos problemas, es fundamental realizar una historia clínica completa y un detallado diario de comidas.
La alimentación de la pareja es esencial. Se debe llevar un registro detallado de la dieta, analizando no solo qué y cuánto comen, sino también cómo y cuándo lo hacen, y sus síntomas asociados. Con esta información, se puede establecer un plan personalizado, centrado en alimentos de alta densidad nutricional y el equilibrio adecuado de macro y micronutrientes.
Finalmente, Antonia González y Beatriz Méndez del Río coinciden en que el sedentarismo, la mala dieta, el consumo excesivo de azúcares y grasas trans, el tabaco, el alcohol y la marihuana afectan directamente la salud reproductiva. Incluso el exceso de ejercicio y la falta de sueño pueden perjudicar la fertilidad. El estrés, ampliamente extendido, es otro factor crítico que agrava el problema.
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