La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. La de un hombre puede ocupar dos metros cuadrados, pesar hasta cinco kilogramos y ser tan gruesa como un centímetro, en las plantas de los pies, o tan fina como 0,5 milímetros, en las bolsas testiculares. Es la interfaz con la que los humanos nos relacionamos con el entorno, sintiendo desde el frío hasta las quemaduras, pasando por los golpes o las formas. Ahora, un grupo de investigadores ha descubierto una, llamada ELKIN1, que parece ser esencial en el sentido del tacto,
el más olvidado de los sentidos.
Gary Lewin, del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular , lleva más de 20 años investigando los canales iónicos, proteínas presentes en la membrana, la envoltura, de las células. Ejercen distintas funciones según el tipo celular. En 2020, estudiando tejidos de un melanoma, una investigadora del Laboratorio de Fisiología Molecular de las Sensaciones Somáticas que dirige Lewin descubrió una proteína que daba sensibilidad mecánica a estas células cancerosas.Para comprobarlo, realizaron una serie de experimentos con ratones y células humanas, cuyos resultados acaban de publicar en la revista Science. Después les hicieron cosquillas con un bastoncillo de algodón en las patas traseras. Comprobaron que los no modificados las retiraban en el 90% de las veces. Sin embargo, los ratones mutantes solo las retiraron en el 47,5% de las ocasiones, lo que demostró que tenían pérdida de sensibilidad a estímulos mecánicos.el más olvidado de los sentidos.
Uno regula la sensación de presión en los órganos internos, la respiración o el control de la orina en la vejiga. El otro, además de la propiocepción, el sentido por el cual puedes cerrar los ojos y tocarte la nariz, es clave para el sentido del tacto. Ahora, de confirmarse este trabajo, PIEZO2 y ELKIN1 trabajarían juntos.
Fuente:El País
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