LOS SECRETOS DE LA LENGUA

El ser humano explora el mundo a través de sus sentidos, y uno de los más intrigantes y fascinantes es, sin duda, el sentido del gusto. La respuesta a por qué unos alimentos gustan más que otros puede encontrarse en la lengua, ese órgano que permite saborear y disfrutar de una amplia gama de delicias culinarias. 

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Leeds en el Reino Unido, revela que nuestras lenguas son tan singulares como nosotros mismos, y estas diferencias pueden influir en lo que nos gusta y disgusta a la hora de comer. 

Las lenguas pueden parecer uniformes, pero un análisis en 3D reveló que se trata de una estructura con características tan individuales como las huellas dactilares. Es decir, la forma y cantidad de papilas varía considerablemente de una persona a otra. La diferencia en la huella de cada lengua podría ser clave para entender por qué nos gustan algunas comidas y rechazamos otras. La cantidad y disposición de las papilas gustativas, especialmente las fungiformes ubicadas en los bordes y la punta de la lengua, puede influir en cómo se perciben los alimentos. Por ejemplo, aquellas personas con un mayor número de estas papilas pueden encontrar desagradables algunos sabores intensos, como el chocolate amargo o el limón, mientras que otras disfrutan plenamente.


Pero lo que también afecta a nuestra percepción de los alimentos son las papilas que cumplen una función mecánica y que permiten a la lengua sentir la textura y la fricción de lo que ingerimos. Entender por qué preferimos unos alimentos sobre otros, puede servir para diseñar alimentos con texturas que nos resulten más agradables. 

La singularidad de la lengua no se limita solo a la cantidad de papilas, sino también a la forma que estas estructuras adoptan. El análisis de una sola papila permitió predecir el género y la edad de una persona, alcanzando cifras del 67% al 75%. Este descubrimiento abre la puerta para entender cómo la lengua puede ser utilizada para identificar a las personas de manera única, como las huellas dactilares o reconocimiento del iris.

Además la investigación plantea la posibilidad de establecer relación entre la individualidad de la lengua y ciertas enfermedades. Rayna Andreeva, estudiante de doctorado y autora principal de este estudio, menciona que investigarán si la forma y distribución de las papilas pueden ofrecer pistas sobre ciertas condiciones médicas. Por ejemplo, menciona el síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune donde la forma de las papilas filiformes está vinculada al síndrome.

Aunque esta conexión entre la forma de la lengua y las enfermedades aún requiere más investigación y datos, la posibilidad de utilizarla como una herramienta de diagnóstico es muy interesante.

Fuentes: Agencia de noticias científicas, BBC, Enséñame de ciencia

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